jueves, 19 de julio de 2012

EL MATRIX FINANCIERO NEOLIBERAL









Os voy a relatar en este blog algunas de las experiencias personales y profesionales de un humilde economista y empleado de banca. Cuando estaba en la carrera de Económicas, donde triunfaban las tesis y posturas neoliberales, allá por los primeros años de la primera década de los 2000, los principales y exitosos postulados teóricos imperantes eran todos aquellos provenientes de la maravillosa escuela economista de Chicago, con el totem Milton Friedmann a la cabeza. Keynes era poco menos que un fracasado porque había llegado a un punto sin retorno a través de las políticas de la demanda en situaciones de crisis: paro e inflación- crecimiento excesivo de los precios, que no se corresponde con una saturación de la oferta ante la creciente demanda, sino que se produce en una situación de fuerte depresión de la demanda frente a una actividad productiva deteriorada y en desempleo de sus recursos.-

Nadie se acordaba ya que fue el principal inspirador de la política de recuperación económica tras el crack bursatil de 1929 conocida como New Deal, una política de crecimiento impulsada por la recuperación de la oferta y la demanda a través de fuertes gastos públicos en infraestructuras, investigación y desarrollo y sectores estratégicos en expansión como la industria del automóvil que provocasen un incremento notable del empleo que sostuviese con futuros superavits de las cuentas públicas los primeros deficits financiados con la inyección de dinero de la reserva federal mediante la compra de bonos y letras del tesoro americano.
Esto complementado con leyes reguladoras del entorno de Wall Street que favoreciesen la compartimentalización de las inversiones financieras para evitar el riesgo de contagio de las inversiones especulativas sobre el reto del dinero invertido en el parqué neoyorquino.

La crisis de 1973, sustentada por el empleo de un recurso no renovable como era el petróleo y decisivo consumo intermedio en la economía mundial, hizo que ocupasen los primeros puestos de los púlpitos de la economía mundial un grupo de jóvenes talentos con aire arrogante y mucha ambición, que con la teoría y el desarrollo profesional de Friedmann, proclamaron que las políticas de demanda y gasto público no eran suficientes para reflotar economías en situación de estanflación. A partir de ahora, la política monetaria y los tipos de cambio serían vitales para potenciar la balanza de pagos, el consumo, la inversión interna y la atracción de inversiones amparadas en la creciente globalización de los mercados y difusión de manera racional y eficiente de las nuevas tecnologías, el capital financiero y la mano de obra cualificada. Unas reglas del comercio internacional más justas, la subida al altar teórico de las expectativas racionales de todos los agentes del sistema económico y la creencia radical de que el gasto público debería ser arrinconado por una política fiscal de carácter testimonial que lograse la menor interferencia posible en el mercado en la asignación eficiente de bienes, servicios, capital y trabajo.

Esta son las tesis por las cuales un grupo de economistas a partir de mediados de los 70, tomó las riendas del mundo académico mundial de esta ciencia social, que recordemos, por la definición que Inmaculada Cebrián, mi profesora de Microeconomía, me contó en mi primer día de clase, donde estaba más interesado en ver algunos bellos traseros y escotes, consiste en la: " Ciencia que estudia la asignación eficiente de recursos escasos que poseen usos alternativos".

En las aulas españolas de Economía también hemos estado estudiando muchas cosas interesantes: la Teoría del Caos en Economía para explicar la rápida difusión de los Shock bursátiles en los países del sudeste asiático mediante ecuaciones diferenciales, la influencia de las externalidades negativas y positivas en las tomas de decisiones sobre la maximización del bienestar colectivo en Hacienda Pública, vitales para la evaluación óptima del coste de los impuestos sobre la utilidad general de la población, la teoría de mercados para explicar por qué es tan difícil alcanzar la competencia perfecta en un mercado de bienes no homogéneos y varios competidores, con la fascinante teoría del Dilema del Prisionero de John Forbes Nash, las teorías del valor de los bienes y servicios engendradas a lo largo de la historia por los principales economistas en tiempos preteritos- La mano invisible de Adam Smith o la Teoría de la Utilidad de Jeremy Bentham- o todo el fascinante campo de la economía del desarrollo y sostenible con el estudio de la fuga de talentos de los paises subdesarrollados, algo que puede empezar a pasar aquí en España, o el reparto asimétrico de las ganancias del comercio internacional a favor de los paises más poderosos a pesar de las ventajas competitivas de algunos paises menos desarrollados a través de las reglas de competencia desleal como el Dumping Social.

Todas estas cosas, las aprendi a lo largo de años, pero al entrar a estudiar esta carrera, tenia la visión que la gente tiene en la actualidad de la economía, la que por desgracia han tratado de inculcar y absorber las áreas de economía aplicada y macroeconomía de la universidad, es decir, la doctrina Neoliberal. Los economistas neoliberales, muchos de ellos formados en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusets, han reinado durante los últimos 25 años proponiendo lo que en realidad era un mundo virtual, una especie de Matrix económico y financiero.

Una economía aparentemente adalid de la libertad y basada en las decisiones individuales, con una mínima interferencia del estado a la hora de regular los mercados y basada en una máxima muy cuestionable a día de hoy: las expectativas racionales de los agentes económicos. Algo que el Matrix financiero se ha encargado de pervertir desde la base, desde la lactancia educacional de la población.
Uno se cree que es independiente y autónomo, que piensa y alimenta su cabeza todos los días, pero es difícil ser independiente cuando se nos inculcan una serie de valores desde la escuela. Aquellos valores basados en la competitividad "sana", aquella que nos dice que si repetimos curso no es para asentar unas bases que no hemos adquirido, sino que es un retraso y el quedarnos atrás con respecto a nuestros compañeros, siempre la mirada puesta en los demás, nunca en lo que nos pasa a nosotros mismos.
Hay que sacar buenas notas para ser el mejor de la clase, no para ser más sabio y por lo tanto más feliz, sino que hay que estar preparado para "luchar en este mundo". La vida como una lucha de supervivencia, no como un espacio de cooperación y realización. El sistema educativo norteamericano ha sido un claro exponente de esta perversión, donde si no eres el mejor no eres nadie. Si eres estudiante y no obtienes el rendimiento esperado te apartan y aislan. No es casualidad que hayamos asistido a fenómenos tan trágicos como la matanza del Instituto Columbine cercano a Denver o la más reciente en Noruega.
Este tipo de hechos muestran claramente lo condicionadas que se encuentran nuestras expectativas, deseos, incluso las opiniones más supuestamente racionales. De eso se encarga el matrix financiero, de viajar a lo más profundo de nuestro cerebro y manipular nuestros pensamientos y decisiones.

Afortunadamente no todo es oscuridad en la tierra de Sion, siempre quedan iluminados: los autores de la serie South Park eran dos chicos norteamericanos marginados por conflictivos y malos estudiantes en su etapa de High School. Grandes matemáticos como Einstein sufrieron suspensos como estudiantes, algunos fueron marginados por su enfermedad como John Nash, pero el talento siempre acaba saliendo a flote por muchos agentes Smith que haya.

Las expectativas racionales suponen en un sistema de competencia perfecta, basándose en la primera teoría de la economía moderna, la mano invisible de Adam Smith, que cada uno de nosotros, a la hora de tomar decisiones en materia económica, también vital porque la economía como ciencia social esta muy entroncada con la psicología y la filosofía, procuramos maximizar nuestro beneficio, es decir, alcanzar la mayor utilidad o disfrute posible al menor coste. De ahí que "el egoísmo individual fomente como una especie de mano invisible el bienestar común" en palabras textuales de Mr. Smith, el primer economista de la edad moderna a finales del siglo XVIII.
Lo que no quieren ver los economistas neoliberales es que nuestros pensamientos, ideas y muchos de nuestros sentimientos están condicionados por la sociedad en la que vivimos. Igual que en la etapa de los romanos no estaban mal vistas las torturas en el coliseo, incluso provocaba satisfacción ver como los cristianos morían a garras de los leones en el circo, hoy nos tapamos los ojos con la venda de nuestro modo de vida capitalista  y apenas sufrimos al contemplar que medio mundo tiene problemas serios de subsistencia.
La falta de conciencia de una economía basada en la competencia absoluta, en muchas ocasiones desleal para ser los mejores a cualquier precio, ignora la certeza de que vivimos en un mundo " con recursos escasos que poseen usos alternativos" como decía mi profe en mi primer día de clase.
Ya lo anticipaba Malthus, otro economista de la escuela clásica, en sus teorías sobre la escasez de alimentos en relación al crecimiento de la población mundial, aunque quiero creer que en la primera década del siglo XXI, se pueden ofrecer soluciones menos drásticas que las que él proponia: hambrunas, guerras, epidemias o la creación de guetos selectivos donde realizar genocidios controlados. No somos independientes, desde el momento en que todas nuestras decisiones de consumo se ven obligatoriamente condicionadas por un sistema en donde impera la competencia imperfecta, donde en muchas ocasiones no sobrevive el mejor preparado y más eficiente, sino el que llegó antes y tiene una serie de ventajas adquiridas producto de su economía de escala o el que es menos escrupuloso a la hora de producir y deslocalizar su planta, penalizar a los trabajadores o se encarga de poner barreras a la competencia y/o a la entrada en los mercados. Todo esto completado por un sistema de información asimétrica donde unos pocos poseen toda la información y otros muchos tienen que conformarse con recibirla de manera sesgada, controlada y manipulada.

Así nos encontramos con casas monotemáticas pero que parecen repúblicas independientes, hipermercados llenos de productos genéricos porque son más baratos y casi igual de buenos, teatros con nombres de compañías de telecomunicaciones y anuncios de coches en donde se nos insta a ser listos y comprar con las ventajas de un paraíso fiscal. Estas son algunas de las tristes consecuencias del sistema capitalista sobre la toma de decisiones individuales.
Poco a poco han ido calando algunas de las premisas de nuestro matrix financiero: no se trataba de tener un coche con un buen diseño a un precio adecuado, sino conducir todoterrenos de alta gama como si estuviésemos en el campo, pero en plena ciudad, ¡aunque son urbanos oye!

Un buen día fui a clase de macroeconomía en mi universidad y un entrañable profesor cometió la osadía de comentarnos que ¡alquilar una vivienda no era tirar el dinero!, nos explico que alquilar era disfrutar de la prestación de un bien como si fuese un servicio, tampoco era tirar el dinero ir al cine y no comprar la película. Ambas cosas nos reportan utilidad y esto tiene un valor intrínseco independiente de la propiedad del bien, por no hablar del coste de oportunidad de alquilar una vivienda en vez de comprarla. En un mercado bien regulado y no interesadamente especulativo por la matrix financiera, alquilar una vivienda, como en tiempos de mis abuelos, era sensíblemente más barato que comprar, por lo que ese excedente de ahorro se puede invertir en la alternativa más eficiente en términos de remuneración-Coste de Oportunidad- a la destinada a la compra de una vivienda.

Pero claro, los Neoliberales lo tenían bien pensado, las expectativas racionales sin duda contemplan que en los últimos 15 años no tener una vivienda en propiedad en España era ser un Don Nadie, además de no tener la oportunidad de especular con su precio y ganar una pasta sin apenas esfuerzo o saltar a una vivienda mejor. Una suerte de espiral perversa es para lo que nos sirven estos dos últimos ejemplos, que han incrementado exponencialmente el endeudamiento de las familias españolas hasta provocar situaciones trágicas como son los embargos y desahucios para intentar paliar una deuda hipotecaria muy superior al valor actual de unos pisos que estaban muy sobrevalorados por la competencia especulativa de todo el sistema.
Ya lo decía la canción de Lolita, Sarandonga, " Cuando yo tenía dinero me llamaban Don Tomás, ahora que no lo tengo me llaman Tomás na más"

Se trataba de dejar operar a un mercado sabio, eficiente, con plena libertad de entrada y salida en los mercados, con una contraprestación equitativa y real de los factores de producción, una adecuada redistribución de la renta, una maximización del bienestar colectivo a cambio de una minimización de los costes y las externalidades negativas- beneficios derivados de la actividad productiva de unos pocos, pero que generan unos costes que no son asumidos por los productores y que se reparten entre el resto de agentes del sistema; Ej: Burbuja Especulativa Inmobiliaria, Contaminación-

Pues nada de eso ha ocurrido: Lehman Brothers tuvo unos beneficios desorbitados-, en pocos años se multiplicaron por cinco- que hicieron quebrar a la principal aseguradora financiera de los EE.UU., AIG, y desencadenaron la pérdida de los ahorros de muchos norteamericanos, pérdidas privadas y malintencionadas que han sido sufragadas con gastos públicos.

El triunfo de Lehman Brothers y sus clubs de putas de reunión de empresa y sus megalómanos campos de golf está substentado en los valores y expectativas del ciudadano norteamericano medio: en la creencia de que lo mejor que le puede pasar a uno es tener el mayor dinero posible, en colmar el deseo de tener una vivienda en propiedad en un buen barrio residencial, sin apenas tener papeles como residente norteamericano.- un ejemplo cualquiera de una hipoteca subprime o de alto riesgo-

En definitiva, la perversión del matrix financiero sobre unas expectativas que no han sido precisamente racionales alimentadas por la codicia, ambición y avaricia sin límites de Bancos, Banqueros, Políticos y Empresarios.

Conclusión: un sistema basado en la libre competencia de los mercados, las expectativas racionales y una adecuada redistribución de la riqueza que después de treinta años ha traído la recesión de las principales economías mundiales, un desequilibrio mayor de la curva de Lorenz- una pequeña parte de la población concentra cada vez más la riqueza mundial-, una burbuja especulativa mundial de índole financiero e inmobiliario que ha desembocado en la nacionalización de muchos bancos con cargo a gastos públicos financiados por los contribuyentes y un fuerte ajuste de contención-fuerte reducción de los gastos e incremento notable de los ingresos públicos-, siguiendo las recetas neoliberales que han generado la crisis actual, que ha perjudicado seriamente la calidad de vida de millones de personas en el mundo y ha mandado a la pobreza, el hambre y la exclusión a otros millones de ellas. Por no mencionar la destrucción del tejido empresarial, incapaz de encontrar alternativas de producción que no estén basadas en la especulación y la maximización de los beneficios en el corto plazo.

Fin de la primera reflexión, en próximos capítulos os relatare, mi experiencia de manera más concreta.